Una pandemia no es nada nuevo. Si consideramos algunos de los cataclismos registrados desde la Edad Moderna, podemos dimensionar nuestra vulnerabilidad a ser aleatoriamente exterminados por agentes infecciosos microscópicos. La peste negra aniquiló a más de una tercera parte de la población de Europa; en los siglos subsiguientes, la sífilis barrió el continente con altas tasas de mortalidad y se dieron brotes de cólera, tifoidea y tifus tanto en esta región como en todo Asia. A inicios del siglo xx, un estimado de 50 millones de personas falleció a causa del virus h1n1 con genes de origen aviar y, en décadas más cercanas, se desataron la devastadora plaga del sida, la influenza –que paralizó a nuestro país durante la primavera del 2009– y la muy reciente epidemia del Ébola.
Cada una de estas catástrofes se particularizó por los factores patógenos y sociales que se articularon por evento. Esto apunta a que tanto la propagación como el detenimiento de una pandemia como la que vivimos actualmente dependen de cómo están diseñados nuestros entornos y qué dinámicas desarrollamos en ellos. El SARS‑CoV‑2 encontró, a finales de 2019, un medio idóneo para conquistar a sus inminentes huéspedes: por un lado, un mundo globalizado, con cientos de miles de desplazamientos transcontinentales diarios, en donde en cuestión de horas, el virus se puede desplazar de una coordenada a otra diametralmente opuesta; por otro, ciudades hiperconectadas que permiten que la huella viral se expanda rápidamente e invada regiones enteras.
Desde los primeros casos de covid-19, los servicios de salud se supieron incapaces de contener la avalancha que se avecinaba. Los gobiernos no disponían de la infraestructura hospitalaria para hacerse cargo de la emergencia sanitaria; con lo que sí contaban –y cuentan– es con infraestructuras de comunicación, redes abiertas que conectan a poblaciones enteras y permiten difundir mensajes de manera instantánea. Sus esfuerzos se dirigieron a campañas masivas de prevención que han trasladado las responsabilidades del Estado al cuerpo individual. A través de este poder disciplinario, como lo concibe Foucault, el individuo se asimila a sí mismo como un organismo más vulnerable y potencialmente infeccioso. Esto le confiere responsabilidades biopolíticas: debe administrar la vida y la muerte y maximizar la inmunidad a razón de intereses nacionales.11 Michel Foucault, Discipline And Punishment (Nueva York: Random House, 1995), 24 -31.
En México se diseñó un personaje que fungiría como portavoz de los nuevos protocolos para evitar la propagación del virus. El equipo de Comunicación Social de la Presidencia, quien se encargó de la tarea, no quería que éste fuera un médico o un funcionario público. Para que la población tomara iniciativa, necesitaba precisamente un representante que no aludiera a la autoridad. Qué mejor que crear a un superhéroe: además de ser una figura históricamente acogida por la cultura popular mexicana, su carga mitológica se alineaba con el mensaje que se necesitaba comunicar. Como señala el doctor en Historia de Latinoamérica Luis E. Coronado Guel, a diferencia de sus pares importados, la fortaleza de los superhéroes mexicanos no es poseer poderes sobrenaturales, sino su habilidad para sobrevivir.22 Mary Beth Sheridan, “From Mexico’s Newest Superhero to Iran’s most Elegant Hand-Washer: Watch how Countries Are Promoting Coronavirus Safety”, Comisión Universitaria para la Atención a la Emergencia del Coronavirus, 28 de marzo de 2020, https://covid19comisionunam.
unamglobal.com/?p=83638 Carlos Hernández Soriano, quien coordinó la producción de la campaña, reafirma esta postura al mencionar que “todos somos capaces de tener un superpoder al mantener distancia.”
Susana Distancia es heredera de una larga tradición de eslóganes compactos y con jiribilla que conectan con el imaginario popular, como “Gota a gota, el agua se agota,” “Ojo, mucho ojo,” “Cuenta hasta diez,” “Pero te peinas” y “Amanda, ciérrale.” El ilustrador Javier González hizo los primeros bocetos a mano alzada para darle forma y carácter a esta heroína; la dibujó portando un uniforme con colores brillantes y dentro de una burbuja cuya circunferencia está definida por la extensión de sus brazos –lo que podría remitir al Hombre de Vitruvio, pero esta vez alude al amortiguador interpersonal que cada individuo debe mantener. La burbuja es una alegoría bastante acertada para referirse al espacio pandémico, ya que representa una extensión mínima para realizar un máximo número de movimientos sobre un mismo punto.
Una vez transferida a nodos, curvas y vectores, la joven de cabello castaño fue presentada en la famosa conferencia de las siete de la noche y de ahí se catapultó a redes sociales y distintos canales de comunicación de la Presidencia. Mientras esta identidad gráfica iba siendo asimilada por la población, había que medir su impacto y determinar cambios, todo en tiempo real. Así, a la par del transcurso de la pandemia, evolucionó el diseño; se volvió más tridimensional, se le agregó voz y se animó: Susana se fue volviendo más y más humana. En pocas semanas sedujo a las masas y tuvo un alcance tan descomunal que, en una era de culto a las imágenes, la misma audiencia a la que la heroína iba dirigida fue quien la viralizó por medio de adaptaciones en piñatas, pasteles, flyers, cómics, animé y souvenirs.
Susana Distancia inauguró la Jornada Nacional de Sana Distancia, programa que corrió de la última semana de marzo a mayo. Una vez finalizada, se estableció el semáforo epidemiológico, mecanismo que indicaría cómo regresar a las actividades económicas de manera escalonada. Ante el reto que implicaba comunicar un esquema de desconfinamiento, en un contexto todavía crítico, Ernesto Tejeda, ingeniero de profesión y activista LGBTQ+, ideó su propia campaña. En continuidad con Susana Distancia, pero repensando su representatividad, bosquejó a nuevas heroínas, esta vez más diversas y menos apegadas a estándares de belleza occidental y atributos heteronormados. La provocación del hermosillense llegó al Twitter del Dr. Ricardo Cortés Alcalá, Director General de Promoción de la Salud, de donde se viralizó hasta aparecer en las redes sociales de Dante Bañuelos, arquitecto e ilustrador independiente que había sido su compañero en la primaria.
En un vaivén virtual, ambos definieron el perfil de cada intregante: Refugio (semáforo rojo), una adulta mayor con patrones huicholes en su vestimenta; Prudencia (semáforo naranja), una mujer discapacitada que porta una armadura con iconografía azteca; Esperanza (semáforo amarillo), una muxhe gunna, y Aurora, una persona queer con motivos tehuanos en su uniforme. Más allá de su misión inicial, la campaña tenía la virtud de elogiar la diversidad cultural en México y enaltecer a grupos minoritarios al representarlos con la calidad de héroes o heroínas. Este Escuadrón de la Salud también fue presentado en uno de los informes diarios y no tardó en circular por los medios; pese a lo afortunado que resultaba tener una campaña producida por la sociedad civil, con un mensaje inclusivo, su difusión fue abandonada rápidamente, quizás por la misma ambigüedad con que poco a poco las autoridades gubernamentales se referían al semáforo epidemiológico.33 Ver “El color del semáforo en CDMX es intrascendente, se puede rebasar la capacidad hospitalaria: Gatell,” Animal Político, 11 de diciembre de 2020, https://www.animalpolitico.com/
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De manera simultánea, empezaron a aparecer en las calles de toda la República carteles en blanco y negro con frases como: “Si me lees quizá te mueras, quizá mates a alguien,” “Si saliste sólo a visitar a la familia, despídete” o “Si estás leyendo esto, nuestro pésame.” Diseñada por la Alianza por el Valor Estratégico (ave) –una asociación conformada por agencias de publicidad mexicanas– “Quédate en casa. Quédate vivo” es una contracampaña que declara que “una parte importante de la población no ha logrado convencerse de que la posibilidad de contagiarse es real y que representa un grave peligro”44 Campaña Quédate en casa, quédate vivo,” Alianza por el Valor Estratégico de las Marcas, 27 de mayo de 2020, https://www.ave.mx/campana-quedate-en-casa-quedate-vivo por lo que su contenido condena severamente cualquier tipo de salida del domicilio personal. Los mensajes cobran forma en una tipografía llamativa, de trazos gruesos, formas comprimidas, contraformas angostas e interletraje mínimo; Impact, comúnmente utilizada para encabezados y popularizada por los memes, busca, como dice su nombre, causar impacto.
Estos llamados de atención condensan, en tono conciso y un tanto punitivo, la narrativa que la propaganda pandémica ha desmembrado. Ésta advierte que el afuera es hostil y que entonces hay que ceñirse en el adentro. Nos entrena a retenernos en cuatro paredes y a adaptar la morada para que funcione temporalmente como un enclave autónomo; en ocasiones, como en el caso de los “abrazos de plástico,”55 Ver “Una niña de diez años crea una cortina para poder abrazar a sus abuelos durante el confinamiento,” La Vanguardia, 19 de mayo de 2020, https://www.lavanguardia.com/
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abuelos-durante-confinamiento.html nos invita a diseñar fronteras que simulen mantener vínculos afectivos; con frecuencia nos orilla a equipar los interiores con dispositivos de teletrabajo para mantenernos conectados a nuestras matrices laborales y así convertir el espacio doméstico en el núcleo de producción. Deleuze afirmaba que la soberanía sólo reina sobre aquello que es capaz de interiorizar.66 Gilles Deleuze, Felix Guattari, Mil mesetas, traducción de José Vázquez Pérez (Valencia: Pre-Textos, 2015), 367. El espacio profiláctico que nos ha contenido en los últimos meses ha sido el hogar y quien cruza sus bordes es señalado como una amenaza para todos. No obstante, en un clima de repuntes agudos en pobreza, deterioro laboral y desempleo, el covid-19 nos enseña que, si bien es cierto que el virus no discrimina, nuestros modelos económicos, sí.
Tras semanas de estancamiento y fuertes pérdidas económicas, los pequeños comercios que reabrían transformaron ingeniosamente la arquitectura de sus establecimientos para recuperar a su clientela. Enrique Santana, propietario de la tortillería Don Chema –ubicada en el mercado 24 de febrero, al oriente de la ciudad–, fabricó, junto con sus empleados, un mecanismo al margen de la fachada para facilitar las transacciones con los clientes. Se compone de un recipiente con unas ruedas integradas que, al ser empujado o jalado corre sobre un riel cuya longitud respeta la sana distancia. En él se deposita el efectivo y recibe el cambio sanitizado; entonces la mercancía desciende por una rampa hasta llegar a un cesto en donde es recolectada. Ricardo Yáñez, quien también administra su propia tortillería, El Guerrero, a tan sólo unas cuadras del Centro Histórico, produjo una cabina sanitizante de 1.5 x 1.75 m que monta a su fachada en horarios de operación. Conformado por tubos de PVC y lona, este volumen se alinea con el paramento y destaca sobre la banqueta para vestibular a los clientes, quienes al entrar son expuestos a dos máquinas expulsoras de ozono, sustancia que reduce la capacidad infectiva del virus.
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Barreras higiénicas de este tipo –algunas vernáculas y otras corporativizadas–77 En algunos pequeños establecimientos comerciales como misceláneas y papelerías se han instalado barreras de cartón y plástico con publicidad de empresas como Bimbo o Sabritas. se han visto en todo tipo de changarros, pero otros negocios se desplegaron todavía más hacia la vía pública. Bajo la estrategia “Ciudad al aire libre,” la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (SEMOVI) ha otorgado a restaurantes la concesión de cajones de estacionamiento frente a sus fachadas, para que sean equipados con mobiliario y habilitados como terrazas, con la finalidad de tener mayor espacio para ubicar a sus comensales con distanciamiento social.
Con el mismo objetivo de reprogramar las calles para liberar áreas congestionadas, la Semovi implementó las muy conocidas Ciclovías emergentes. Considerando que de los 19 millones de viajes al día, sólo 19 % ocurren en automóvil particular y 81 % restante en otros modos de transporte, la iniciativa pretende brindar más alternativas de movilidad a la población que requieres hacer trasladarse –entre ésta, los llamados “trabajadores esenciales”– y fomentar una intermodalidad entre bicicletas y el transporte público existente. A raíz de la inmediatez con la que el proyecto debía ponerse en marcha, operar desde el urbanismo táctico fue lo más estratégico. Este modelo de intervención se basa en minimizar los tiempos de estudio de zonas, agilizar la planeación, diseñar esquemáticamente, implementar en el menor tiempo y reducir los gastos en la medida de lo posible.
El equipo coordinado por Constanza Delón, jefa de planeación e Infraestructura peatonal, obedece a la misma lógica. Mediante el estudio de vialidades, detectó dos ejes estratégicos para conectar los cuatro puntos cardinales de la ciudad, mismos que tienen la ventaja de incluir rutas de metrobús: la primera, Insurgentes; la segunda, Eje 4 poniente. Una vez elegidos, se realizó un análisis general del comportamiento de flujos existentes y de los nodos y las zonas de conflicto. A partir del diseño de ciclovías existentes, se asignó el ancho a los nuevos carriles y se propuso distintas alternativas de señalamiento horizontal y vertical, tanto en los tramos longitudinales como en las intersecciones y nodos; al final se optó por utilizar líneas rectas y guiones en amarillo.
Para su aplicación se reutilizaron “confibuses” que sobraron de remodelaciones de las líneas 1 y 2 del metrobús. Éstos tienen la ventaja de anclarse y fijarse fácilmente en el pavimento, para delimitar la ciclovía. En cuanto al resto del área por cubrir, se emplearon “trafitambos” y dovelas, elementos plásticos –en este caso, removibles– que la Secretaría tienen en resguardo para proteger zonas de obra. Disponer de estos materiales hizo que la intervención fuera sumamente económica, un requisito básico considerando el poco presupuesto que se tenía a la mano. Por su rapidez, el impacto de estas intervenciones es evaluado paulatinamente por varios actores tras ser colocadas y en su uso por la población objetivo, para así determinar si conviene convertirlas en algo permanente.
Aunque el rediseño de las calles ha dado un paso adelante en ofrecer más posibilidades a un mayor número de usuarios, otros campos batallan con la escasez de la materia prima frente a una altísima demanda de la misma. Quizás el recurso más limitado en la pandemia es el equipo médico necesario para atender a los pacientes, específicamente los ventiladores. En varias partes del mundo, grandes corporativos y empresas especializadas le han apostado a la impresión en 3D, ya que en situaciones de emergencia acelera las cadenas de producción y suministro.88 Mike Murphy, “3D Printing Finally Found its Market, and all it Took Was a Pandemic,” Protocol, 5 de mayo de 2020, https://www.protocol.com/3d-printing-found-market-in-coronavirus-pandemic Esto debido a que desarrollar prototipos es muy sencillo y, por lo mismo, se pueden realizar múltiples cambios o reparaciones en tiempos cortos; los diseños se pueden adaptar fácilmente a necesidades específicas y la maquinaria necesaria se puede montar en cualquier sitio sin requerir de grandes instalaciones o condiciones ambientales específicas.
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En México, Ariel Rojo Design Studio, firma de diseño que se ha caracterizado por su enfoque social, se apoyó en la organización Tom México para diseñar objetos en desabasto y distribuirlos en hospitales del país. El equipo desarrolló el Splitter y la máscara doc. La primera, es una pieza que divide el flujo de aire de un ventilador en dos, lo que permite compartirlo en dos pacientes. Su desarrollo requirió hacer pruebas de resistencia mecánica y optimización de flujo de aire hasta encontrar el objeto final.
Para conducir las vías respiratorias a los ventiladores, el paciente necesita una máscara que genere mayor presión que la atmosférica para mantener el pulmón inflado y evitar su colapso. En el prototipado de la máscara doc fueron afinándose algunas fallas: el campo visual era limitado, no era posible usar anteojos con ella, la mascarilla era incómoda en alguno de los lados de sujeción, las secciones de la nariz y la boca no estaban completamente aisladas entre sí y la pieza no estaba bien sellada. Se hicieron cinco versiones hasta llegar a la final. La máscara doc se produce con eva o etilvinilacetato, un polímero termoplástico que se distribuye ampliamente porsu uso en materiales de empaque y en otros productos industriales. Las impresoras actúan mediante termoformado, proceso en el que se calienta una lámina de eva semielaborada, de forma que al reblandecerse puede adaptarse a la forma de un molde.
El objeto final consta de más piezas, que pueden ser desarmables y reusables; la principal de ellas es una válvula peep, cuya base fue tomada de un modelo open source del mit y “tropicalizada” para que se pudieran usar repuestos disponibles en ferreterías mexicanas. El archivo en 3D está en línea (makersmexico.org) y se puede descargar e imprimir. Ariel Rojo cuenta que, gracias a esta apertura y a su posibilidad de modificación, se han hecho ejercicios de ingeniería a la inversa que han perfeccionado el diseño de la máscara. En un caso agregaron un filtro que se puede adaptar al diseño; en otro una charola para apoyar una de las piezas. El reto de impresión es contar con equipo más sofisticado o de producción industrial y masiva que reduzca los tiempos de impresión. La meta inicial es producir 60 000 piezas.
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El tiempo nos mostrará evidencias del impacto a largo plazo de éstas y otras iniciativas de diseño. Eventos pandémicos que han quedado atrás pavimentaron su porvenir con propuestas que, en un inicio, se entendieron como provisionales o especulativas. El sistema de alcantarillado en Londres, por ejemplo, tiene sus orígenes en un programa para combatir la epidemia de cólera que se dio a mediados del siglo xix. En los años veinte del siguiente siglo, la tuberculosis figuraba como la mayor preocupación bacteriológica en muchos países del mundo; entonces el arquitecto José Villagrán diseñó, a finales de la década, el Sanatorio de Tuberculosis, hoy considerado una pieza clave en la génesis de la arquitectura moderna en México y cuyos principios penetraron en la tectónica de los edificios construidos en las décadas posteriores.
El repertorio de proyectos aquí expuestos evidencia que la coyuntura actual ha orillado al diseño a abrir procesos y ponerlos a prueba; a descentralizar las plataformas de producción y a democratizar servicios para dirigirlos a la diversidad de usuarios. Sin embargo, el clima de esta pandemia también puede contaminar el campo del diseño. ¿Cómo digerir discursos sobre barreras, selectividad, distinción entre zonas seguras y no seguras en una época de tensiones geopolíticas y profundas desigualdades? ¿Cómo evitamos construir arquitecturas de exclusión? ¿Cómo podemos promover la distancia física y simultáneamente generar redes de intercambio, de cooperación y de resistencia? La pandemia de covid-19 también es un llamado de atención a cambiar de rumbo. Si hoy corresponde diseñar un ecosistema de inmunidad que moldeará el futuro, hagámoslo colectivamente.
- 1 Michel Foucault, Discipline And Punishment (Nueva York: Random House, 1995), 24 -31.
- 2 Mary Beth Sheridan, “From Mexico's Newest Superhero to Iran's most Elegant Hand-Washer: Watch how Countries Are Promoting Coronavirus Safety”, Comisión Universitaria para la Atención a la Emergencia del Coronavirus, 28 de marzo de 2020, https://covid19comisionunam. unamglobal.com/?p=83638
- 3 Ver “El color del semáforo en CDMX es intrascendente, se puede rebasar la capacidad hospitalaria: Gatell,” Animal Político, 11 de diciembre de 2020, https://www.animalpolitico.com/ 2020/12/color-semaforo-cdmx-intrascendente-emergencia-capacidad-hospitalaria/
- 4 Campaña Quédate en casa, quédate vivo,” Alianza por el Valor Estratégico de las Marcas, 27 de mayo de 2020, https://www.ave.mx/campana-quedate-en-casa-quedate-vivo
- 5 Ver “Una niña de diez años crea una cortina para poder abrazar a sus abuelos durante el confinamiento,” La Vanguardia, 19 de mayo de 2020, https://www.lavanguardia.com/ cribeo/estilo-de-vida/ 20200519/481253733640/ nina-10-anos-crea-cortina-para-poder-abrazar- abuelos-durante-confinamiento.html
- 6 Gilles Deleuze, Felix Guattari, Mil mesetas, traducción de José Vázquez Pérez (Valencia: Pre-Textos, 2015), 367.
- 7 En algunos pequeños establecimientos comerciales como misceláneas y papelerías se han instalado barreras de cartón y plástico con publicidad de empresas como Bimbo o Sabritas.
- 8 Mike Murphy, “3D Printing Finally Found its Market, and all it Took Was a Pandemic,” Protocol, 5 de mayo de 2020, https://www.protocol.com/3d-printing-found-market-in-coronavirus-pandemic
Diseño de emergencia frente al Coronavirus
* Artículo
¤ Bitácora Arquitectura no. 47
¬ México
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∞ noviembre 2021