Desde su fundación en 1521, la Ciudad de México se concentró en una zona delimitada que colindaba con algunos pueblos y zonas rurales. La arquitectura y los esquemas de vivienda en el virreinato mantuvieron una consistencia ostensible durante cientos de años y fue hasta el siglo XIX que la ciudad empezó a cambiar radicalmente su morfología. Tras la Independencia de México, los gobiernos en turno establecieron los límites del Distrito Federal: la Ciudad de México era el núcleo administrativo y más allá se extendían haciendas y ranchos concentrados en “cuarteles”11 Sánchez Martínez, M. La Ciudad de México en la cartografía oficial del Porfiriato: Los planos oficiales de la Ciudad de México de 1891 y 1900. Universidad Nacional Autónoma Metropolitana: 2016: 5.a los que únicamente se podía llegar cruzando largas calzadas y caminos apenas marcados. Entre varios programas que buscaban promover el desarrollo del país, el gobierno abocó sus esfuerzos en atraer una caudalosa migración extranjera que poblara la capital y las ciudades con actividad comercial.

Dentro de este contexto, se asentaron con el permiso del ayuntamiento algunas familias francesas en terrenos agrícolas entre las calles de lo que actualmente conocemos como Artículo 123, Eje Central, Arcos de Belén y Bucareli. Ésta, como muchas de las comunidades migrantes, generó actividad comercial importante a los pocos años de su llegada. Para la década de 1850, esta zona ya estaba completamente fraccionada al estilo de los arrondissements parisinos y en sus lotes se encontraban establecimientos como el Mercado de Iturbide, el Teatro Nuevo México y una serie de baños públicos y locales comerciales variados. Los vecinos de la zona se empezaron a referir a los habitantes de esta zona como la “colonia francesa”, empleando el primer término para referirse a un “conjunto de los naturales de un país, región o provincia que habitan en otro territorio”. Al poco tiempo este uso pasó de emplearse para hablar de la comunidad en sí, al territorio que habitaban y que fue resultado de una de las primeras obras de urbanización a gran escala. Fue así como la colonia Francesa marcó el origen lingüístico de lo que hoy conocemos como colonias.33 Más adelante, el ayuntamiento cambiaría el nombre oficial de ésta a colonia Nuevo México debido al estallido de la Guerra de los Pasteles y a un impulso nacionalista del Estado.

A los pocos años se decretaron las Leyes de Reforma. Una de sus principales aristas era expropiar los bienes eclesiásticos y así darle completa libertad al Estado para modernizar la ciudad44 En particular las Leyes de desamortización —Ley Lerdo del 25 de junio de 1856— y nacionalización de bienes eclesiásticos —promulgada el 12 de julio de 1859. y responder a las demandas habitacionales ante que se daban frente al incremento demográfico. Como consecuencia, se puso en circulación comercial cerca del 48% de la tierra urbana de la ciudad44 Anda, E. (2013). Historia de la arquitectura mexicana (p. 193). Barcelona: Gustavo Gili: 193. favoreciendo una ola especulativa, y con ella un nuevo orden territorial reflejado en diferentes maneras de distribuir y utilizar el espacio para habitar, desplazarse y relacionarse socialmente.

Así, hombres de negocios vinculados con el poder político, crearon empresas dirigidas a fraccionar grandes porciones de tierra contiguas a la Ciudad de México y el término de colonia se extendió a este pujante modelo urbano. Además el gobierno incautó edificios que le pertenecían a la Iglesia tanto para abrir avenidas como para darles un uso público.66 Se adaptaban entre otros programas para ser escuelas, hospitales y vivienda. En 1957 surgió a partir de 16 predios la colonia de los Azulejos, a espaldas de la hoy “Casa de los Mascarones”.77 Alba González, M. (2015). Vejez, memoria y ciudad. Editorial Miguel Ángel Porrúa. Ese mismo año, Fernando Somera compró el Ejido de la Horca y trazó la colonia de los Arquitectos, pensada específicamente para que los miembros de la Academia de San Carlos vivieran ahí. Pese a esta primera intención, se compraron tierras en la zona para después venderlas más adelante a personas con mayor poder adquisitivo.

Al noroeste, la familia Flores adquirió el rancho de Santa María con el fin de construir casas para habitación y luego venderlas. El proyecto de traza fue realizado por el agrimensor Francisco Jiménez quien incorporó la recién desarrollada colonia de los Azulejos a una retícula de 56 manzanas, con 20 lotes cada una.88 Reyes Fragoso, A. (agosto 2006). «Santa María la Ribera, colonia centenaria». El Universal. Para 1861 la Santa María la Ribera fue oficialmente reconocida como colonia y aunque se creó  desprovista de servicios, los vecinos se organizaron rápidamente para empedrar las calles y embanquetarlas. A principios de siglo XX cobró importancia como área debido al mayor desarrollo residencial, que cubrió las necesidades por pequeños comerciantes y trabajadores estatales, profesionistas e intelectuales.

A la par de estos desarrollos fuera de la ciudad, Maximiliano de Habsburgo decidió establecer su residencia oficial en la fortaleza de Chapultepec ubicada en Tacubaya. La zona ya era bien conocida por su posición ventajosa frente a amenazas provocados por fenómenos metereológicos. Estos factores, aunados a la relocación de Maximiliano provocaron que Tacubaya se llenará de grandes haciendas y fincas que fueron habitadas por miembros importantes del gobierno y de clases acomodadas, lo que obligó a la administración en turno a trazar vías de comunicación entre el pueblo de Tacubaya y la ciudad. Con esto se creó el primer sistema regular de trenes de pasajeros, que con el tiempo llegó hasta Tlalpan, San Ángel, Cuajimalpa, Azcapotzalco y la Villa de Guadalupe.99 De Gortari Rabiela, R., Hernández Franyuti, R. (1998) La Ciudad de México y el Distrito Federal: Una historia compartida. México: Instituto de Investigaciones Hisóricas José María Mora: 1998:

El Bosque de Chapultepec debía estar bien conectado con la Plaza de la Constitución que funcionaba como sede del poder político por lo que Maximiliano encargó la construcción del actual Paseo de la Reforma (originalmente Paseo de la Emperatriz). Para no interferir con las construcciones existentes, se optó por hacer la avenida perimetral partiendo de Bucareli donde se encontraba una garita por la que se solía entrar a la ciudad. Este nuevo eje se convirtió en una arteria estratégica para alojar a nuevas poblaciones en sus costados por lo que empezaron a brotar de él varias colonias. En éstas, se utilizó un sistema más moderno que el de la época colonial y que se basaba en urbanizaciones europeas. Estos contemplaban grandes bulevares y calles más anchas ajardinadas inspiradas en urbanizaciones europeas y norteamericanas.

La redistribución de la población en nuevas áreas de la ciudad provocó que muchas casas coloniales del Centro Histórico quedaran vacías. Éstas, junto con conventos y otros edificios se empezaron a adaptar como vecindades, una tipología que ya existía desde el periodo novohispano. Se desarrollaron entonces pequeñas habitaciones de muy bajo costo, con techos muy altos, que permitían adecuar a dos niveles improvisados con un tapanco. Por lo general contaban con patios comunales para servicios lavaderos y baños. En el Centro Histórico se encontraba el mayor número de vecindades, las cuales se repartían entre los barrios de La Lagunilla, Mixcalco, San Miguel, San Antonio Abad, San Pablo, Santo Tomás, San Juan, Peralvillo y La Merced.1010 Anda, E. (2013). Historia de la arquitectura mexicana (p. 193). Barcelona: Gustavo Gili: 196.

Al sur de la ciudad, Tizapán, uno de los once pueblos que formaban la cabecera municipal de San Ángel, desarrolló un núcleo fabril importante debido a su ubicación próxima a caudales de una cascada del río Magdalena. Ahí se levantó en el siglo XVIII la fábrica de papel Nuestra Señora de Loreto (después conocida como Loreto y Peña Pobre) y, ya más adelante, en la segunda mitad del S. XVIII, las fábricas textiles La Abeja, La Alpina y La Hormiga. Al norte de esta zona se construyeron viviendas para obreros, muchas de las cuales aún subsisten  y que reflejan la arquitectura popular que se dio en aquella época. Éstas destacaron por adaptar parte de su construcción para habilitar talleres de trabajo que ofrecían distintos servicios.

Los primeros años de la presidencia de Porfirio Díaz hicieron visible su ambición de progreso y modernización. El rápido desarrollo económico impulsado por la fuerte actividad comercial e industrial y el consecuente enriquecimiento de una clase privilegiada provocó que un gran número de inversionistas privados compraran tierras rurales baratas para fraccionarlas y convertirlas en suelo urbano de mayor valor. Entre 1882 y 1910 fueron trazados más de 25 fraccionamientos1111 Ribera Carbó, E. (2003). Casa, habitación y espacio urbano en México. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Vol. VII, núm. 146(015). Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-146(015).htm algunos planeados para proveer habitación a clases medias y altas de comerciantes y profesionistas y otras a poblaciones obreras. El desarrollo de estas colonias estuvo a cargo de los inversionistas y apenas fue regulado por el gobierno quien más bien se dedicó a construir infraestructura como nunca antes lo había hecho, creando vías de comunicación (calles, carreteras, ferrocarriles, puertos) y proveyendo a la población con servicios como drenaje, alcantarillado y alumbrado público. Asimismo, se crearon nuevas instituciones educativas, científicas y culturales que alentaban a los mexicanos a salir de sus hogares y hacer mayor uso del espacio público.

Los terrenos pertenecientes al rancho San Rafael, también conocido como del Cebollón, fueron adquiridos por los señores Tron, Signoret y García para establecer la colonia San Rafael, integrándose a ella la de los Arquitectos.1212 Martinez Dominguez, Margarita G. (2011) La colonia de los Arquitectos a través del tiempo. México: Casa Juan Pablos. Los lotes fueron adquiridos tanto por familias acaudaladas como personas de clase media y esto articuló en la colonia un rico tejido social e hizo que en ella se conjuntaran distintos programas arquitectónicos habitacionales. En 1891 nació oficialmente la colonia y a partir de ese momento, se construyeron desde grandes mansiones hasta complejos de vivienda colectiva. En este contexto se empiezan a crear privadas que consistían en pequeñas casas o departamentos a los lados de una calle peatonal que fungía como espacio colectivo y a la vez privado, al ser de acceso restringido y estar generalmente protegida por una reja de hierro.

Una de éstas fue la Privada Mascota que se dividía en 3 (Ideal, La Mascota y Gardenias), cada una dividida por calles centrales con camellones vegetados. Este complejo fue encargado al ingeniero Miguel Ángel de Quevedo por Ernesto Pugibet, dueño de la cigarrera “El Buen Tono”, una de las empresas más importantes e cigarro y se construyó a unas cuadras de la fábrica de esta empresa con el fin de ofrecer vivienda a los trabajadores de la misma. Las 174 viviendas de los ejecutivos y altos directivos se ubicaban en el perímetro para conectarse con facilidad a la calle y las del resto de los trabajadores a los lados de calles centrales que dividían a cada una de las tres privadas.1313 Pardo, F. (junio 2013). Vivienda y tabaco. México: Arquine. https://www.arquine.com/vivienda-y-tabaco/

Desde mediados de la década de 1870, Rafael Martínez de la Torre había comenzado a urbanizar el área conocida como la Hacienda de la Teja. Contigua a ésta, se encontraban las colonias Paseo y Paseo Nuevo. En 1898 se integraron todas estas zonas en una nueva colonia aunque para aquel entonces sólo se contaba con el trazo de las calles y lotificación de las tierras. En 1904 se urbanizó la zona y se dotó de toda la infraestructura básica gracias a la inversión de Mexico City Improvement Company perteneciente a empresarios estadounidenses que optaron por nombrar a la colonia “Americana”.1414 Almandoz Marte, A. (2002) Planning Latin America’s Capital Cities 1850-1950. Reino Unido: Routledge: 167. Dos años después y como conmemoración del nacimiento de Benito Juárez, se le cambió el nombre a colonia Juárez.

Al ser planeada para alojar a las clases altas, las familias adineradas comenzaron a construir chalets o palacetes en lotes completos que imitaban arquitecturas europeas, principalmente provenientes de Francia y Bélgica, y las mezclaban con influencias de otras regiones y temporalidades. Estas residencias de estilo ecléctico habían intercambiado a los patios centrales de la arquitectura colonial por jardines frontales o laterales. En éstos, los salones de recepción y las escaleras, se convirtieron en el corazón de las casas, tomando ostentosas proporciones y revestimientos.1515 Ibid.

Siguiendo los pasos de la colonia Juárez, una de las haciendas que se encontraban en Tacubaya, conocida como Hacienda de la Condesa, fue fraccionada para comecializarse. La primera colonia que se formó de estos terrenos fue trazada por los hermanos Escandón Barrón y los Escandón Arango que más adelante desarrollarían más fraccionamientos. La colonia Escandón se ordenó ortogonalmente y se adaptó a la topografía de la zona y a los ríos que pasaban por ahí, sobre todo el de La Piedad, y el Becerra, ubicados al sur.1616 García Fernández, R. (2018) La colonia Escandón. Políticas urbanas y transformación socioespacial. Boletín De Monumentos Históricos, (38), 115-137. Por su ubicación concentró a familias burguesas en villas y quintas de carácter campestre que en décadas posteriores fueron sustituidas por edificios emblemáticos como el conjunto Isabel, el edificio Jardín y el Edificio Ermita.

Estos años vieron también la fundación de la colonia Guerrero, la cual surgió por la venta de lotes fraccionados por Rafael Martínez de la Torre a partir del antiguo panteón de San Fernando.1717 Revistavector.com.mx. (2019) Espacio de todos; las vecindades en la ciudad de México – Plataforma Vector. Algunos lotes fueron comprados por familias ricas, como los Rivas Mercado y los Escandón. Sin embargo, otros fueron destinados a la construcción de viviendas populares para clases medias, con lo que comenzó la historia de las vecindades de esa colonia. Por su parte, en 1884 se fundó la colonia Morelos, que también ejemplifica el modo en el que la ciudad —o, al menos, la parte de ella habitada por los sectores de la población más desfavorecidos— comenzó a poblarse de vecindades. En el caso de esta colonia —junto con las aledañas Díaz de León y De la Bolsa—, la mayoría de sus habitantes eran comerciantes, zapateros, obreros o jornaleros, que comenzaron a crear una identidad propia que se ha mantenido hasta la fecha.

En las cercanías, la empresa “The Mexican City Propiety Sindicate Limited”, propuso al ayuntamiento fraccionar el terreno de la Indianilla que era parcialmente administrado por la compañía de tranvías para depositar y reparar sus vagones. Una vez aprobada, se trazaron las calles de la colonia Hidalgo y rápidamente, los empresarios se desentendieron de la dotación de servicios que necesitaba la zona. Esto se repitió en varias colonias populares, por lo que los vecinos se tenían que organizar y colaborar para financiar y contar con luz, drenaje, limpieza y seguridad. El nombre de la colonia se cambiaría por Doctores después de que la gente la empezará a llamar así debido a los nombres de sus calles dedicadas a médicos célebres.

La presencia de los primeros automóviles y su anticipación como un medio de transporte, provocó que las calles existentes se rediseñaran o que se construyan nuevas avenidas desde cero. Al iniciarse el siglo XX, arterias como Insurgentes, se sumarán al grupo de ejes que permitieron la creación de nuevas colonias. Una de ellas fue La Roma, que se construyó en los terrenos de los Potreros de la Romita y basó su diseño en la colonia Juárez, aunque ésta incorporaría nuevos elementos como camellones y plazas. Estas nuevas colonias prometían alumbrado eléctrico, saneamiento, agua y la mejor pavimentación. Para entonces la nomenclatura numérica y orientada según ejes cardinales –vías de norte a sur denominadas calles y de oriente a poniente avenidas–, que se había puesto en boga desde 1887, había demostrado ser confusa, por lo cual, el ayuntamiento dictaminó en 1904 que el único sistema conveniente para nombrar las calles de esta ciudad sería el nominal, es decir, utilizando nombres propios, de poblaciones, acontecimientos y personajes notables.1818 González Gamio A. (2019). La Jornada: Colonia con historia. [online] La Jornada.

La Roma cuyo mayor inversionista fue Edward Walter Orrin, quien fue también dueño y fundador del Circo Orrin,1919 Montes de Oca, P. (2015). Vida y milagros de… la colonia Roma. México: Algarabía.recibió los nombres de sus calles de acuerdo a las ciudades de la República en las que fue más aplaudido el circo. La arquitectura de la colonia retomó diversos estilos históricos como el gótico el art nouveau y el art-decó, además de adoptar elementos italianos, franceses y árabes.

Hacia al sur, en 1906 se fraccionaron los terrenos de la antigua huerta carmelita para crear la colonia residencial «Huerta del Carmen», actualmente Chimalistac. Mientras tanto, en el centro de la ciudad creció exponencialmente la demanda de vivienda. Aunado a esto, se empezó a especular más sobre la propiedad del suelo y se consolidaron de sistemas bancarios que posibilitaron el crédito para la obra urbana.

Los primeros años de la Revolución trajeron consigo una serie de luchas en temas de vivienda. Tras la caída de Huerta, se dan tanto formas de organización desde sectores sociales afectados por las disparidades habitacionales que se habían intensificado en el Porfiriato hasta estrategias planteadas por los jefes revolucionarios frente a estos problemas. Con Carranza al frente, se concentraron alianzas y a través de iniciativas para promover leyes que apoyaran al sector inquilinario, se tomó un nuevo rumbo en torno a reivindicaciones habitacionales.

A principios de 1916, el ministro de Justicia, Roque Estrada, dispuso que solo pudiera entablarse el juicio de desahucio cuando las rentas mensuales fueran superiores a cincuenta pesos; cuando el juicio se fundara en la falta de pago de una renta mensual de 25 pesos y en caso de que al juez le constara la honorabilidad del inquilino.2020 Cohen, M. y Cohen, M. (1979). Política y vivienda en México 1910-1952. Revista Mexicana de Sociología, 41(3), p.769 En noviembre de ese mismo año, aumentó de alquiler para todas las fincas urbanas intervenidas por el gobierno en la capital y en los estados. Las medidas provocaron, en contraparte, la reacción de las recién formadas organizaciones inquilinarias en la ciudad de México.

Estas demandas tuvieron efectos poco significativos en la consumación de la Revolución. En la constitución de 1917 el sector inquilinario no llegó a tener el suficiente peso en el ámbito de la política nacional, pues dentro de los preceptos de la carta magna no se incluyó disposición alguna que los favoreciera explícitamente. Una de las políticas que sí lo hizo fue el artículo 123 el cual obligaba a los empleadores a proporcionar habitaciones baratas, cómodas e higiénicas a sus trabajadores.2121 Artículo 123.Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Diario Oficial de la Federación, 5 de febrero de 1917. Para esto, se estableció la creación de un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos en favor de sus trabajadores y establecer un sistema de financiamiento que permitiera otorgar a éstos crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad tales habitaciones.

El centro de la ciudad se convirtió en el núcleo no sólo de la administración pública, sino también de la actividad económica, cultural y financiera de la ciudad, y gran parte de su población salió hacia las colonias cercanas que comenzaban a desarrollarse; algunos desplazados forzosamente y otros por iniciativa propia, buscando habitar nuevas zonas residenciales. Fue en este escenario que surgieron las primeras imprentas y librerías, los primeros bancos y las primeras grandes tiendas departamentales de la zona.

Numerosas personas de pocos recursos tomaron las casas de las familias acomodadas que quedaron abandonadas, las adaptaron y terminaron por convertirlas en casas de vecindad. Asimismo, por causa del estallido de la revolución, los servicios y, consecuentemente, las condiciones de vida en muchas vecindades, se deterioraron. El agua escaseó, no había electricidad y los servicios de limpieza y recolección de basura se olvidaron de las zonas pobres de la ciudad.

Una vez terminada la Revolución Mexicana, se inició una nueva etapa para rescatar y mantener los edificios históricos. Estas transformaciones dieron pie a un movimiento artístico que tendría impacto a nivel global: el muralismo. Por iniciativa de José Vasconcelos, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Ramón Alva de la Canal y David Alfaro Siqueiros crearon obras murales de gran tamaño para algunos de los edificios más importantes de la ciudad.

Como parte de las medidas sociales derivadas de la Revolución, el Estado se encargó de construir infraestructura y proporcionar equipamiento educativo, de salud, de abasto y de recreación. La arquitectura tomó caminos que la alejaron de del eclecticismo de origen europeo de la etapa previa y comenzó a experimentar la influencia norteamericana, principalmente en la construcción doméstica. Al mismo tiempo, se vivió una etapa en la se pretendía recuperar las formas de origen colonial. Junto a esas arquitecturas de formas tradicionalistas, aunque no por ello ajenas a la modernidad, se habían incorporado al espacio doméstico el agua entubada, la electricidad y los electrodomésticos.

Chapultepec Heights Company, constituida en 1921, fue una sociedad anónima dedicada la urbanización y fraccionamiento de terrenos. Entre sus múltiples labores se encontraban la construcción de caminos, la creación de medios de transporte, la instalación de plantas de generación de luz y de agua, la fabricación y comercialización de materiales de construcción y ornato y la emisión bonos hipotecarios.

Su proyecto principal, Chapultepec Heights (ahora Lomas de Chapultepec) fue comisionado al arquitecto José Luis Cuevas. Para los terrenos adquiridos por la sociedad, ubicados al poniente de la ciudad, Cuevas propuso la creación de pequeñas ciudades autosuficientes, limitadas en tamaño y número de habitantes, con todos los servicios públicos y educativos y con vastos espacios verdes.2222 Sánchez de Carmona Lerdo de Tejada, M. (2009) Las Lomas de Chapultepec de 1921 a 1945. México: Universidad Nacional Autónoma Metropolitana: 64.

En las décadas de los veinte y treinta la ciudad entró en una fase formativa; la industria fungió como principal promotor hacia la modernidad y detrás de ella, el promisorio crecimiento económico del país. Como lógica para el crecimiento del “Distrito Federal”, se establecieron en él once zonas industriales, cada una relacionada con una actividad productiva, y se exigió la construcción de vivienda al lado de ellas.2323 Inclan Fuentes, J. (2007). Construcción de ciudad y desarrollo industrial: el caso de la colonia Guadalupe Tepeyac.

Frente a la urbanización acelerada, a mediados de las década de 1920, las clases media y alta comenzaron a asentarse primera en la periferia suroccidental de la ciudad, ayudados por nuevas regulaciones que fomentaban la subdivisión de tierras que habían sido haciendas porfirianas. Aquí, como en otras áreas de la ciudad, la inversión y el desarrollo inmobiliario ofrecían el potencial para una rápida rentabilidad, un proceso que continuó incesantemente a lo largo de la década de 1930.

En su apuro por desarrollar terrenos y lucrar con ellos, los promotores de colonias altamente densificadas, dirigidas a las poblaciones menos afluentes –como la Obrera– omitieron con frecuencia la prestación de servicios urbanos básicos como la pavimentación de las calles, el saneamiento, el suministro de agua y la instalación de alumbrado público. Ante la falta de éstos, los residentes de ésta y otras colonias subdesarrolladas como San Pedro de los Pinos y la ampliación de Tacubaya, reunieron esfuerzos para exigir al gobierno la construcción de líneas de agua, alumbrado público y pavimentación de asfalto.

Ante las obras de infraestructura urbana que se fueron requiriendo y el boom inmobiliario, el cemento se perfiló como un material idóneo para la época posrevolucionaria por apegarse a la lógica industrial de estos años. No obstante, su acogimiento y popularidad no fueron inmediatos. El Comité para propagar el uso de Cemento Portland fue creado en 1923 por varios frentes de la industria del cemento con el fin de promover el uso de este material. Federico  Sánchez Fogarty, funcionario de la cementera Tolteca fue un actor esencial en darle un valor de culto al cemento mediante dos publicaciones que se publicaron entre 1929 y 1932: “Cemento” y “Tolteca”. “Cemento”, con una circulación mensual de 12.000 ejemplares entregados en todo el país, proporcionó los medios para que tanto los no especialistas como los profesionales de la construcción se familiarizaran con sus productos y los absorbieran como símbolos culturales.

Carlos Contreras, quien había estudiado en la Universidad de Columbia en Nueva York, fue uno de los miembros más destacados de la Asociación Nacional de Planificación de la República en 1927 y editó la revista “Planificación”, con el fin de crear un comité del Plan Regional de la Ciudad de México y sus alrededores y así racionalizar la formulación de políticas urbanas. Él sostenía que la capital era una ciudad “de parches” y su proceso de modernización, como el del resto del país, necesitaba diseñarse.2424 Sánchez Ruiz, G., López Rangel, R., Ayala Alonso, E. (2003) Planificación y Urbanismo visionarios de Carlos Contreras. Escritos de 1925 a 1938. México: UNAM, UAM-A y Universidad de San Luis Potosí. El programa bajo el título “La Planificación de la República Mexicana” estableció las pautas tanto para la nueva disciplina del urbanismo como para el futuro de las ciudades.

En lo que respectaba al transporte y descongestionamiento vial, la estrategia general subsistió en generar un Sistema Coordinado de Transporte del Distrito Federal, que comprendería autobuses, aeropuertos y sus respectivas terminales. En cuanto a la vivienda en el Plan se habla de la “creación de nuevos barrios residenciales”, diferenciados de tal manera que enfatizaban la segregación espacial de la ciudad.

En 1925 se creó la Dirección de Pensiones Civiles, la entidad gubernamental destinada a la atención de los problemas de vivienda de los trabajadores del Estado, a través de préstamos hipotecarios para hacer una casa moderna y a su gusto, en la que podían emplear cualquiera de las arquitecturas del momento. De igual manera, podían escoger al arquitecto, ingeniero o maestro constructor que las realizara, así como el lugar de la ciudad donde se levantarían. Dicha forma de construir, aunque seguramente proporcionó grandes satisfacciones a los usuarios, resultaba poco eficaz para enfrentar la gravedad del problema habitacional. De esa manera, sólo se podían construir unas cuantas viviendas dispersas por la ciudad, en las que básicamente se utilizaban materiales tradicionales comprados al menudeo.

En cuanto al sector privado, la Compañía Fraccionadora y Constructora de la Condesa decidió dividir los terrenos de lo que era la pista de carreras de caballos del Jockey Club de México. Tras el éxito de Chapultepec Heights, le empresa le encargó a José Luis Cuevas el diseño de la colonia. El arquitecto había realizado sus estudios de Oxford donde recibió una gran influencia de la escuela urbanística de la Ciudad Jardín, fundado por Ebenezer Howard. Ésta –entre otros principios– buscaba mejorar la calidad de vida mediante la síntesis armoniosa entre el campo y la ciudad.

El trazo de la Hipódromo Condesa, se guió por este esquema al girar en torno a un gran jardín –hoy el parque México– en el que se construyó un foro al aire libre y alrededor del cual se dispusieron avenidas semicirculares con amplios bulevares,  camellones y glorietas que se acondicionaron con fuentes, bancas y candelabros fabricados con concreto y azulejo. Para su diseño se respetó parte del trazo del antiguo hipódromo de forma elípitica, que dio origen a la Avenida Amsterdam.

En febrero de 1926 acudieron los contratistas y los miembros del ayuntamiento a la inauguración de las obras, en agosto del siguiente año se estrenó el alumbrado público con un gran festival y juegos pirotécnicos, música, un combate de flores al que asistieron muchos capitalinos y un banquete que los contratistas ofrecieron los miembros del ayuntamiento con el fin de hacer patente su agradecimiento por todas las facilidades que brindaron para la construcción de la colonia.2525 Editorial Clío. Condesa Hipódromo. México, Editorial Clío, 2008.

Hacia el poniente, De La Lama y Basurto fraccionaron parte de los terrenos que pertenecían a la Hacienda de los Morales y que se encontraban en las cercanías de la reciente ampliación del Paseo de la Reforma y del norte del Bosque de Chapultepec. En la colonia Polanco se asentaron tanto familias de clase media alta que buscaba salir del centro de la ciudad que había cambiado drásticamente, como residentes de zonas de clase alta más antiguas. Polanco también recibió a varias comunidades radicadas en la capital, como la judía, la española, la alemana y la libanesa.

A finales de la década, inició la construcción de uno de los primeros rascacielos de la capital que destacó por su uso de suelo mixto al incluir comercios y un cine en su planta baja. Diseñado por Juan Segura, el Edificio Ermita se conformó por 78 departamentos, elevadores, servicio de lavandería y vigilancia. A él llegaron inquilinos de todo tipo pero sobre todo, lo empezaron a poblar familias exiliadas que llegaban temporalmente a unidades amuebladas. El motivo de la gran inversión en este edificio por parte la familia Mier y Pesado, fue la plusvalía que éste pudiera generar en sus terrenos.

En 1932, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia, por medio de su empresa “Muestrario de la Construcción Moderna”, abrió un concurso dirigido a arquitectos e ingenieros del Distrito Federal para el proyecto y construcción de la casa obrera mínima, prototipo de costo bajo que en una planta de 54 m2 satisficiera las necesidades de habitar de las familias en cuestión. Contrario a la indiferencia que solía existir desde el mercado inmobiliario hacia la clase proletaria, el concurso planteaba analizar las condiciones de vivienda de la población asalariada de la época proponer mejoras que dignificaran los espacios domésticos de estos usuarios y renovaran su calidad de vida.

El primer lugar del concurso lo ganaron Juan Legarreta y Justino Fernández, el segundo lugar le correspondió a Enrique Yánez y el tercero a Augusto Pérez Palacios y Carlos Tarditti. Juan O’Gorman obtuvo una mención al presentar un proyecto para un multifamiliar en vez de una casa.

En  septiembre de 1933 se terminó la construcción de los primeros conjuntos habitacionales que se desarrollan a partir de la propuesta ganadora en los predios colonia Balbuena. Estos consistieron en 108 viviendas agrupadas en cuatro manzanas, al centro del proyecto se ubicaba un jardín: el «Jardín Obrero».2626 Vázquez Ángeles, J. (2012, marzo). A la caza de Juan Legarreta. Casa del Tiempo, 53, 45-48.

Se definieron tres tipos de vivienda, que iban de los 44 a los 66 metros cuadrados. La más pequeña era de un sólo nivel y las grandes de dos y estaban equipadas con un espacio para taller o local comercial.

Los interiores del proyecto estaban pensados en función del ama de casa quien solía pasar mayor tiempo en el hogar. Esto explica el diseño programático de su ‘área de trabajo’ –cocina-comedor y azotehuela– donde podría tener control al acceso de la vivienda. Esta zona junto con la estancia, se encontraba próxima a la terraza donde los miembros de la familia podían recibir a las visitas. El baño además era de uso múltiple, permitiendo tener acceso al inodoro y al lavabo-regadera de manera independiente.

Ante el éxito de la propuesta, el gobierno le encargó de nuevo a Legarreta el diseño de 208 casas para obreros en la colonia Plutarco Elías Calles, en terrenos de la antigua hacienda de San Jacinto. Legarreta enriqueció este conjunto incluyendo elementos de las propuestas de algunos de los otros arquitectos que habían participado en el concurso buscando así una mayor diversidad de soluciones.

Estos conjuntos respondieron parcialmente a la necesidad de vivienda y para cuando Cárdenas tomó la presidencia en 1934, no sólo se enfrentó con la crisis económica de 1929 sino también a un descontento social por una institucionalización de la revolución que había terminado favoreciendo a los intereses económicos de las clases más altas. Para Cárdenas fue esencial invertir en vivienda social para obreros y trabajadores afiliados de alguna u otra manera al estado posrevolucionario en lo que dio por llamarse “colonias proletarias”. Estas colonias a menudo se construyeron en tierras expropiadas y fueron parte de una política más amplia a favor de los sectores campesinos y obreros del país, que durante estos años “vieron un incremento en salarios reales incluso si el resto del país batallaba contra los estragos de la crisis mundial”.2727 Davis, D. Urban Leviathan. Philadelphia: Temple UP, 1994: 82.

En 1938 la Unión de Arquitectos Socialistas encabezados por Alberto T. Arai proyectó la ‘Ciudad Obrera’ en el norte de la ciudad. Enrique de Anda lo ha clasificado como un proyecto precursor de la vivienda colectiva de la modernidad mexicana.2828 De Anda, E. Vivienda colectiva de la modernidad en México: UNAM, 2008. Una ciudad proletaria e industrializada, donde el espacio urbano mismo hiciera emerger las bases de una verdadera colectividad poscapitalista. Cuatro años después, Hannes Meyer diseña el plan maestro de la Colonia Obrera Lomas de Becerra. El proyecto nunca se construyó y en el predio asignado, se erigió más adelante el Conjunto Urbano Presidente Juárez diseñado por Mario Pani.

Hubo otro proyecto conocido como Ciudad Jardín, conformado por dos colonias: Xotepingo y El Reloj, próximas entre ellas. Entre ambas sumaban 1050 lotes individuales de 200 m donde se levantaron las casas escogidas también de un catálogo, que ofrecía más de 50 opciones de distribución y estilo, incluyendo modelos racionalistas y californianos. Se pretendía que el proyecto de la colonia, realizado por el arquitecto Félix Tena, fuera un modelo para México y América; en él se proponían amplias áreas verdes para el uso colectivo; calles de uso doméstico, con retornos e independientes de las circulaciones principales.

A la par de esta inauguración, la presencia cada vez más grande del automóvil en la Ciudad de México y su valor como ícono de modernidad y progreso a finales de la década de los 30, promovió que se le diera prioridad a la circulación vehicular en el diseño de infraestructura urbana. Frente a la necesidad de prolongar la avenida de los Insurgentes Norte hacia La Raza y al mismo tiempo librar las vías de ferrocarril provenientes de la estación de Buenavista y de los patios de Tlatelolco, se erigió en Nonoalco el primer puente vehicular de la ciudad.

La crisis económica provocada en gran parte por el clima de inestabilidad global a causa de la Segunda Guerra Mundial promovió la promulgación de la Ley de Congelamiento de Rentas de 1942,2929 Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Número 78. la cual ordenaba que los caseros o dueños de las vecindades no incrementaran el monto de las rentas. Este fenómeno, provocó que los propietarios dejaran que los inmuebles sufrieran daños superficiales y hasta estructurales, pues no recibían dinero para arreglar los desperfectos que surgieran.

En 1946, a través del gobierno de la ciudad, se creó el Banco de Fomento a la Habitación. En su corto tiempo activo –no más de un año y medio–, revolucionó la forma de hacer vivienda. Su primera obra, la Colonia del Parque, fue el lugar donde por vez primera se utilizaron la supermanzana y la libre implantación. Se trató de un fraccionamiento de 500 casas para la venta a personas de bajos recursos.

A los pocos meses de haber comenzado esta obra, el banco que se había impuesto la tarea de levantar 100 mil casas, y lo logró con la construcción Unidad Esperanza. El conjunto estaba conformado por 10 edificios departamentales con 200 viviendas en total. La Unidad Modelo sucedió a ésta. Se ubicó en un predio de 57 has. y se conformó por cinco supermanzanas; cada una de ellas debería tener al centro equipamiento básico, como escuelas y parques y, en medio de todas ellas, habría equipamiento de mayor cobertura, que incluía comercios diversos, mercado, iglesia, bancos y sala cine. Las calles internas, independientes de la vialidad primaria, se pavimentaron con cantos rodados y tenían retornos, de manera de que los vehículos circularan a baja velocidad, para seguridad de los habitantes.

Con estos conjuntos puestos a prueba, la Dirección General de Pensiones encargó a Mario Pani la construcción de 200 viviendas en un predio ubicado en la intersección de la avenida Félix Cuevas y la avenida Coyoacán.

Influenciado por los principios con los que Le Corbusier diseñó de la Ciudad Radiante de Marsella, Pani presentó una propuesta en la que quintuplicaba el número de viviendas que le habían encargado inicialmente, sin rebasar el presupuesto destinado a la construcción de las mismas. A diferencia de los proyectos formales de vivienda que precedían al de Pani o a esquemas más tradicionales como vecindades o casas aisladas, el Centro Urbano Presidente Alemán acomodó a sus habitantes en sentido vertical, dejando así –por primera vez– más del 60% de área libre que se utilizaría para áreas verdes, espacios públicos y circulaciones.

El conjunto estaba conformado por 6 bloques altos y otros 6 de menor tamaño en donde se ubicaban 1080 departamentos cuyas dimensiones respondían a la diversidad de familias. Una parte de éstos estaba dispuesta en zig-zag, facilitando una iluminación y ventilación adecuada, algunos edificios además estaban levantados sobre pilotes. En las plantas bajas y alrededores se incluyeron servicios y equipamiento: locales para comercios, lavandería, guardería infantil, dispensario médico, auditorio, salas de cine y alberca.3030 Kochen, Juan José. n.d. El Primer Multifamiliar Moderno.

En octubre de 1945, Diego Rivera publicó un ensayo titulado ‘Requisitos para la organización de El Pedregal’. En él destacó el potencial de El Pedregal como zona residencial y enunció ciertas condiciones que había que seguir para que, en caso de ser intervenido, éste no perdiera su personalidad. Para su fraccionamiento, había que establecer un mínimo de metros cuadrados que permitiera usar no más de 1/6 de los terrenos para construcción; para las calles, había que seguir los contornos de la topografía existente; para el paisaje había que conservar la roca y vegetación endémicos; y para las construcciones, había que usar evitar el estilo neocolonial californiano. Barragán aparentemente habría promovido el uso de estas premisas de Rivera en un texto que se cree fue escrito por él.  Más adelante acentuaría la importancia de construir en armonía con el contexto natural, por lo que los edificios tendrían que constar de formas minimalistas, líneas rectas, superficies planas y formas geométricas primarias.

Para 1949, el urbanista Carlos Contreras, colaborador de Barragán, publicó un plano de la traza urbana del nuevo fraccionamiento junto con un texto que explicaba cómo el diseño de la retícula amorfa había sido guiado por el flujo de la lava y en el que mencionaba que las calles y banquetas ya pavimentados estaban ahora desprovistas de órganos cactáceos –ignorando los anhelos de Rivera–. El anuncio antecedería a una campaña publicitaria que consistía en fotografías de  de paisajes pétreos cargados de misterio, misticismo y magia, tomadas por Armando Salas Portugal, cuya abstracción y minimalismo parecían invitar a ojos con entrenamiento estético a ser valoradas, y descripciones que subrayarían el carácter privado y aislado de las viviendas. Ambos gestos funcionarían como gancho comercial para una clase acaudalada y esnob que buscaría elevar su estatus en una zona exclusiva.

A pesar de la participación de arquitectos modernos como Francisco Artigas, Manuel Rosen y Antonio Attolini, gran parte de los lotes amurallados del Pedregal acomodaron a propietarios que hicieron poco caso a las pretenciones de Barragán. Las regulaciones que el arquitecto vería como una oportunidad de levantar edificios limpios y modernos, abrazados por amplios espacios verdes de meditación y serenidad y confinados por un paramento de piedra continuo, se convirtieron en concesiones para edificar caprichos ostentosos y fortificarlos. A pocos años de su inauguración, Barragán declaró que sólo 6 casas de las 50 que había construidas le gustaban, décadas después muchos de los terrenos se subdividieron para convertirse en condominios horizontales.3131 Eggener, K. Luis Barragan’s Gardens of El Pedregal. Princeton Architectural Press, 2001.

En 1953, Mario Pani promovió la creación de la Ley sobre el Régimen de Propiedad y Condominio de los Edificios Divididos en Pisos, Departamentos, Viviendas o Locales. Tras su aprobación, fundó la compañía Condominio S.A. El impulso que le dio a esta iniciativa fue su estrategia para construir el primer Condominio en la Ciudad. El Condominio Reforma se anunció rápidamente después de su aprobación y los departamentos de lujo del edificio ubicado en el cruce de Reforma y la calle Guadalquivir se vendieron antes de que el edificio fuera concluido.

El proyecto consistió en dos prismas de cristal dispuestos perpendicularmente, ambos con comercios en la planta baja, un mezzanine con la oficina del administrador y donde se encontraba el despacho de Pani, un edificio alto hacia el Paseo de la Reforma, de trece pisos, en los cuales hay 22 departamentos y un pent-house; y un edificio de ocho pisos hacia la calle del Volga, conformado por oficinas. Ambos edificios están parcialmente cubiertos por módulos de paneles sólidos en tonos rojos y beige.

Tras el éxito del Centro Urbano Miguel Alemán y la rápida ocupación de sus unidades, la Dirección General de Pensiones encargó a Mario Pani el diseño de un nuevo multifamiliar. El terreno elegido para el proyecto se hallaba una supermanzana ubicada en la colonia Roma que entre áreas verdes extensas contenía –además de un centro deportivo– un prominente edificio neoclásico y uno neocolonial. El Centro Urbano Presidente Juárez, cuyo diseño era afín a los principios de Le Corbusier, sustituiría al Estadio Nacional, diseñado por José Vasconcelos y colindaría con la escuela Benito Juárez, diseñada por Obregón de Santacilia y, a diferencia del CUPA –que estaba limitado por calles–, éste se ubicaría dentro de un parque.

Este conjunto habitacional llegó a ser ocupado por unas cinco mil personas que habitaron sus 984 departamentos. Mario Pani había recibido la certificación de expertos ingenieros expertos en suelos pero los cálculos hechos no fueron suficientes para librar, 33 años después, la fuerza de los sismos del 19 de septiembre de 1985. Los edificios que no se colapsaron fueron inmediatamente demolidos y de la intervención de Mérida en ellos, sólo quedaron fotografías de la época.

Cinco años después de la construcción del CUPA, Lazo propuso un modelo de vivienda popular experimental cuya arquitectura difería radicalmente del proyecto de Pani, sobre todo en la forma en que se adaptaba al paisaje, funcionando al mismo tiempo como una serie de habitáculos y defensas atómicas y antiaéreas.

El cuadrante que se eligió para las Cuevas de Belén se ubicaba en Belén de las Flores, al margen de la carretera a Toluca, y presentaba una pendiente considerable (mayor a 30 grados) que se cortaría de forma sucesiva y escalonada. La proyección en planta del conjunto dejaba entrever las terrazas que comprenderían las circulaciones y patios de servicio y, el alzado frontal, revelaba los peraltes que, al ser excavados para ubicar cada unidad, constituirían el paramento de fachadas por las cuales se iluminarían y ventilarían las viviendas y se tendría acceso a ellas.

Cada célula –como las llamaba Lazo– era una módulo abovedado, por lo que estaba desprovisto de muros intermedios y techo. Dentro de sus 60 metros cuadrados, se hallaba un núcleo de servicios prefabricado, constituido por la cocina y el baño; una estancia y una recámara en la cual cabían hasta cuatro camas por medio de una división informal.3232 Bravo Saldaña, Y. Carlos Lazo. Vida y obra. Facultad de Arquitectura, UNAM. Las fachadas de 2 metros de cristal y cancelería metálica contrastaban con la superficie orgánica de las unidades y el carácter vernáculo del conjunto. Los inquilinos pagarían 10,000 pesos –de la época– para vivir ahí y el proyecto original contemplaba servicios integrales así como áreas comerciales y recreativas.

Lazo no viviría para ver las Cuevas de Belén finalizadas. Como menciona la Dra. María de Lourdes Cruz González Franco en ‘La segunda modernidad’, tras su muerte, alrededor del 80% de las viviendas estarían finalizadas.3333 Peraza Guzmán, M. Segunda modernidad urbano arquitectónica. UAM, 2014. La autora añade que los vecinos fueron transformando el sitio con el pasar de los años hasta consolidarlo como colonia  al añadir nuevas avenidas, banquetas y lograr que la zona fuera suministrada con los servicios necesarios. Las autoridades por otro lado desatenderían al conjunto y la falta de mantenimiento provocaría el reblandecimiento de la tierra en algunas cuevas. Tras el deslave de una de las unidades, a finales de los años 80, las autoridades vaciaron las viviendas, rellenaron las cavidades y les dieron a los colonos material y lotes para reconstruir sus viviendas, afuera de las cuevas que alguna vez fueron sus hogares.

Así como las Cuevas de Belén, otros proyectos buscaron crecer hacia la periferia, uno de ellos se encargó en 1950 al Taller de Planificación y Urbanismo, dirigido por Mario Pani. La elaboración del Plan Regional Norte de la Ciudad de México, buscaba urbanizar la zona donde se impulsaba el crecimiento industrial, especialmente en Naucalpan. El arquitecto opinaba que la demanda del crecimiento demográfico se iría satisfaciendo mediante la construcción de ciudades similares que formarían una red de órbitas alrededor de la capital. Al taller se le asignó el área que ocupaba el Rancho Los Pirules, propiedad del ex-presidente Miguel Alemán, para diseñar un proyecto urbanístico de grandes dimensiones.

Desde su ubicación hasta su planificación y organización, el proyecto se centró en el uso del automóvil. Esto le dio un carácter distintivamente moderno que priorizaba el tránsito vehicular a la mayor velocidad posible, razón por la cual su traza se basó en un sistema vial de circulación continua. El taller de Pani propuso  que las vialidades se construyeran de manera similar a la formación orgánica de un árbol, esto mostraba la influencia del urbanismo del arquitecto Herman Herrey quien había dicho “… al igual que su tronco, sus ramas y su follaje, la nueva traza estaría estructurada en circuitos con avenidas que nunca truncaran su circulación con un crucero o un semáforo, y cuya forma fuera casi circular».3434 Herrey, H. (abril 1944) Comprehensive Planning for the City: Market and Dwelling Place. Pencil Points. The Magazine of Architecture: 81-90.

Ciudad Satélite se inauguró en 1957 y se presentó en distintos medios como ‘Una ciudad fuera de la ciudad’. A pesar de su modernidad, se aprecia en el proyecto la intención de restaurar un tipo de arquitectura que aspira a relacionarse con la categoría de lo sublime, intenta provocar una emoción y pretende volver a ser una expresión comunicativa. Asimismo, se encuentra el ideal de crear una sociedad que nazca de la convivencia, una comunidad idílica donde la razón que impera es comunicativa.

El origen de Ciudad Nezahualcóyotl fue resultado de la crisis estructural del campo mexicano, de las migraciones campo-ciudad, del impulso del modelo industrializador por sustitución de importaciones, además del creciente déficit de empleos bien remunerados de los que, desde mediados del siglo XX, ya carecía el país. Ante este contexto, oleadas de migrantes provenientes del interior del país y del centro de la Ciudad de México tomaron la promesa de la casa propia en una zona llena de polvo y lodo, carente de los servicios urbanos mínimos y donde la regularidad del trazado urbano contrasta con la ilegalidad de los fraccionamientos en el desecado lago de Texcoco.

A décadas después de su fundación, Nezahualcóyotl dejó de ser ciudad dormitorio para convertirse en un municipio, hasta constituirse en un polo de desarrollo de la zona oriente del Valle de México. Su influencia socioeconómica se extiende hacia los municipios y delegaciones limítrofes a su territorio. Esta situación se ha confirmado con la puesta en marcha del parque comercial ciudad Jardín Bicentenario, construido sobre un antiguo basurero, desarrollado con recursos del sector privado y el apoyo de los gobiernos estatal y municipal.

El Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco es un ejemplo tardío del cambio de tendencia del Estado, iniciado en los años cuarenta, hacia la realización de proyectos de bienestar social y de transporte en gran escala. Estos proyectos tuvieron un fuerte impacto mediático pues alteraron profundamente el tejido urbano de la ciudad de México bajo el estandarte de la modernización. Los medios locales lo apodaron “el proyectazo”, descripción situada entre el asombro y la velada reprobación.

El proyecto de Pani no logró realizarse en su totalidad, Tlatelolco únicamente representaba la primera parte de la transformación de la “Herradura de Tugurios” (nombre que se dio a la zona de vecindades y barrios circundantes del Centro Histórico) que desde la visión del gobierno de Adolfo López Mateos perjudicaba el desarrollo del país. El proyecto completo llegaba hasta los actuales terrenos de la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente y la Cámara de Diputados de San Lázaro, por lo que de haber continuado el plan original, las colonias Tepito, Morelos, Merced, Penitenciaría, entre otras, hubieran desaparecido al dar lugar a grandes conjuntos urbanos.3535 Márez Tapia, M. (2010) La unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco. Memoria y apropiación del espacio urbano. México: INAH: 54.

Desde el CUPA, Pani proponía un modelo basado en la verticalidad, la introducción de un extenso hábitat autocontenido con gran infraestructura y equipamiento urbano digno de una ciudad propia, la provisión de servicios exclusivos y el goce de amplios espacios abiertos. Aunque estos proyectos buscaban abordar problemas específico (escasez de vivienda, embotellamientos, etcétera), también servían como gestos de la magnanimidad del estado en un momento que la transformación de la ciudad capital a una ciudad de capital parecía desigual, o incluso estructuralmente frágil.

Entre 1950 y 1970 la población de México había crecido ligeramente por encima de su duplicación. Antes de que inaugurará el metro de la Ciudad de México, más de la mitad de viajes ocurrían fuera del perímetro central de la ciudad, área que hoy en día conforman las delegaciones Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza y Benito Juárez. Por otra parte, un alto porcentaje de la población habitaba en zonas conurbadas que estaban mal comunicadas con las rutas camioneras y tranviarias. Las propuestas sobre un sistema de transporte subterráneo habían sonado desde los años 50 pero el sismo de 1957 causó desconfianza entre altos funcionarios –especialmente el regente Ernesto P. Uruchurtu– en la construcción de infraestructura urbana deprimida.

En 1968 un grupo de trabajadores se trasladó al puerto de Veracruz donde, procedentes de Francia y transportados en barco, llegaron los primeros vagones.  Para el 4 de septiembre de 1969 un tren construido por la empresa francesa Alsthom , modelo MP-68, decorado con franjas tricolores y el escudo nacional a sus costados, dio el primer recorrido sobre la línea 1 desde la estación de Insurgentes –donde Gustavo Díaz Ordaz y Alfonso Corona del Rosal, Regente del Distrito Federal encabezaron la ceremonia de inauguración– hasta Zaragoza. Un día después, a las 5:58 am, el metro entró en operaciones regulares. En las primeras dieciocho horas de servicio, se calculó un tránsito de medio millón de usuarios.

En mayo de 1971, el presidente Luis Echeverría estableció la Comisión Nacional Tripartita, formada, en partes iguales, por representantes del sector obrero, empresarial y del gobierno, con el objetivo de analizar y sugerir soluciones a problemas fundamentales del país. El director del Banco de México planteó una fórmula para proporcionar vivienda a los trabajadores que consistía en reunir en un fondo nacional las aportaciones patronales del 5% del salario de cada uno de los trabajadores que tuvieran contratados para darles la oportunidad de obtener un crédito de vivienda o el derecho a que sus ahorros les sean devueltos. A partir de esta iniciativa se promulga la ley del INFONAVIT en abril de 1972 y se funda el instituto con el mismo nombre.3636 Vivienda y vida urbana en la Ciudad de México: la acción del Infonavit. (n.d.). El Colegio de México.

En 1972 se inició la construcción del primer conjunto habitacional del INFONAVIT, en Iztacalco, que buscaba alojar hasta 120 mil personas en una superficie total de 226 hectáreas. La magnitud y escala del proyecto no tenía precedentes; incluía facilidades deportivas, 4 lagos, áreas verdes, zonas de comercios, escuelas, centros sociales, un centro cívico urbano,  una gasolinera, un hospital del seguro social y un panteón. 42% de la vivienda se destinó a departamentos en multifamiliares de 5 pisos, 38% casas triplex, 20% a unifamiliares o casas solas y todos los edificios se acondicionaron con áreas de juegos, comercios y plazas.

El Rosario, fue el primer conjunto que inauguró el instituto, contando con la presencia de Luis Echeverría. Éste se conformó de 5000 unidades de vivienda además de equipamiento urbano, escuelas, comercios y elementos recreativos y ornamentales. Las viviendas quedaron distribuidas en edificios de dos, tres, cinco y doce pisos en tres tipos principales de construcción: viviendas unifamilaires, viviendas duplex y edificios multifamiliares. Estas soluciones dotaban a cada habitante de 10m2 de espacio de vivienda. En el conjunto se hizo énfasis en generar plazas alrededor de los edificios a manera de barrios, buscando evitar contrastes con el medio urbano circundante.

El patronato cultural del INFONAVIT desarrolló además un programa para desarrollar mecanismos de cooperación entre artistas y los pobladores de las unidades habitacionales. Este plan se creó con el objetivo de fomentar el sentido de cooperación y trabajo colectivo entre los habitantes de las unidades y de desarrollar sus aptitudes creativas y manuales.

Al inicio de la década de los 70 el instituto Nacional de la Vivienda se transformó en el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad INDECO. El estado decidió enfrentar en forma masiva el problema habitacional del país mediante la ampliación de la cobertura permanente y creciente y atendiendo a cada sector de la población en los términos de especificidad. Así se constituyeron los grandes fondos de los trabajadores: INFONAVIT, FOVISSSTE y FOVIMI.

El Programa Nacional de Vivienda 1979 se planteó como gran propósito ampliar la cobertura social y atender de manera prioritaria las necesidades de la población de menores ingresos. Para alcanzar dicho propósito, se establecieron las bases para la coordinación y concentración de las acciones entre los diferentes niveles de gobierno y con los sectores social y privado, respectivamente.

El programa sostenía que la atención de las necesidades habitacionales del país competía a la sociedad en su conjunto, pero bajo la rectoría del Estado. En términos generales, la estrategia del referido programa se orientó a dosificar las acciones de vivienda en todo el territorio nacional; incrementar la participación del sector público en la producción directa de vivienda; normar la producción de materiales y fomentar el desarrollo de tecnologías adecuadas.

Al inicio de la década de los ochenta se extinguió el INDECO y con su patrimonio se constituyen los Institutos estatales de vivienda, los cuales, sin lugar a dudas serían, en la década de los noventa, instrumentos fundamentales para la descentralización de la actividad habitacional del país.

La onda sísmica que sacudió a la Ciudad de México a las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985 se generó un minuto y algunos segundos antes a 400 kilómetros de distancia en el subsuelo del Océano Pacífico, frente a la desembocadura del Río Balsas, en la conformación conocida con el nombre de Brecha de Michoacán.  Magnitud de 8.1 grados Richter.

Las colonias más afectadas fueron Roma, Cuauhtémoc, Tránsito, Obrera, Doctores, Condesa, Centro, Morelos, Álamos, Moderna, Tepito, Guerrero, Juárez, Del Valle, Valle Gómez y Santa María la Ribera. Destacan los daños ocurridos en la Unidad Nonoalco-Tlatelolco y el Multifamiliar Juárez.

La infraestructura de servicios de la ciudad sufrió daños en todos sus sistemas: Las redes de agua potable, de energía eléctrica y alumbrado, las instalaciones y redes telefónicas, y algunas líneas de drenaje se vieron afectadas.

El sismo ocasionó alrededor de 4,500 muertos y el número de heridos superó 14,000. Además de los daños causados y las pérdidas humanas, el evento de 1985 ha sido catalogado como la peor tragedia en la Ciudad de México, por su magnitud de 8.1 grados en escala de Richter. Su impacto destruyó miles de viviendas en el centro de la Ciudad de México, algunas de ellas viejas casonas o vecindades en estado ruinoso que los movimientos telúricos terminaron por derrumbar. El número de edificaciones totalmente destruidas por los sismos suma 412, en tanto que 5,728 resultaron con daños mayores y menores.

Los habitantes de las vecindades dañadas se establecieron en las calles ubicadas frente a los predios donde vivían, y se abocaron a cuidar lo que había quedado de sus cosas y sus casas. En un inicio no se podía encender el gas y no había agua ni electricidad. La ayuda del gobierno no llegaba a los barrios populares, pero empezaron a llegar los brigadistas, transportando agua y alimentos. Fueron sobre todo los mismos vecinos de la zona los que más ayudaron a los que se encontraban en una situación crítica.

Los dueños de los inmuebles, por cuenta propia o apoyados por las delegaciones, particularmente en la Cuauhtémoc, levantaban actas en las que se decía que la vecindad era inhabitable y que debía ser demolida; los inquilinos, apoyados por brigadistas de la UNAM, la UAM y el Politécnico, también elaboraron dictámenes en los que se establecía la peligrosidad de los inmuebles y las formas de emprender las reparaciones más urgentes, que permitieran a sus moradores volver a ocuparlos en los casos en que los daños no eran irreparables.

En la colonia Guerrero, algunos propietarios llegaron con cuadrillas de albañiles para derribar lo que había quedado en pie de las vecindades. En la colonia Tránsito, cortaron el servicio de luz y agua potable, para obligar a los inquilinos que acampaban frente a terrenos a retirarse del sitio. Las autoridades declararon que no aportarían ninguna ayuda a los damnificados que no se concentraran en los albergues oficiales y, en el Centro, llegaron los soldados a amenazar a los vecinos que acampaban en las calles y plazas, advirtiendo impediría en algún punto que la gente permaneciera en la vía pública.3737 López Monjardin, A. y Verduzco Ríos, C. (enero – marzo 1986) Vivienda popular y Reconstrucción, Cuadernos políticos, número 45, México D.F.: 25-37.

Uno de los complejos habitacionales con mayores daños fue el Conjunto Urbano López Mateos. El Edificio Nuevo León se destruyó por completo y el presidente Miguel de la Madrid tuvo una serie de pláticas con los inquilinos que perdieron sus viviendas en las que se comprometió a reconstruirlas y en castigar a los culpables de la baja resistencia de los edificios que colapsaron. A los meses las obras fueron mínimas y ante las denuncias de la ciudadanía, el gobierno negoció poveer seguros e indemnizaciones que habrían de pagarse por cada departamento, por cada muerto; y en la forma y magnitud que tendrían los créditos blandos que se otorgarían a cada ex-residente para que comprara una vivienda en otro sitio.

Los residentes de muchos de los edificios de Tlatelolco se resistieron a firmar los convenios y por todos los edificios veían letreros en las fachadas y en las ventanas de los departamentos que anunciaban: “No se vende”. Los inquilinos sobrevivientes del conjunto organizaron una serie de movilizaciones representando la ira de los damnificados de toda la ciudad. A una semana de los sismos se realizaron marchas de los afectados de las colonias Morelos, Guerrero, Centro, Santa María La Ribera y Tepito.

Como respuesta ante la emergencia se conformó el Programa Renovación Habitacional Popular, el cual marcó un hito importante en la política habitacional para estos espacios centrales. A través de éste más de 40 000 familias que arrendaban cuartos y vecindades deterioradas se volvieron propietarias de viviendas consolidadas y pudieron conservar su ubicación céntrica, sus barrios y sus formas de vida.

Meses más tarde (en mayo de 1986), y como resultado de un proceso intenso de organización de los damnificados y de negociación entre autoridades y representantes de grupos sociales, se firmó el Convenio de Concertación Democrática para la Reconstrucción de Vivienda del Programa de Renovación Habitacional Popular, mediante el cual se acordaron las condiciones en que se llevaría a cabo el Programa. En ese convenio se definió el precio y las condiciones de pago de cada uno de los tres tipos de acciones (vivienda nueva, rehabilitación y arreglos menores). Además se estableció que se repararían y construirían más de 40 000 viviendas en beneficio de cerca de 250,000 personas, en un plazo de un año y medio, a partir de los sismos de 1985.3838 Esquivel Hernández, M. (2016). El Programa de Renovación Habitacional Popular: Habitabilidad y permanencia en áreas centrales de la Ciudad de México. Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, (80), pp.69-99.

La mayoría de las colonias en donde se aplicó el programa corresponden a las áreas más antiguas de la ciudad; por ello, el parque habitacional se caracterizó por el alto grado de deterioro, consecuencia de la temporalidad constructiva, pero también de la calidad de los materiales empleados en la construcción y de la falta de mantenimiento de los inmuebles. Se trataba de zonas con una diversidad de usos del suelo y una presencia fuerte de rentas congeladas.

De la población que fue atendida por el Programa, 67 % tenían más de 20 años de residencia en el barrio y 45 % habitaban la misma vivienda, lo que nos habla de un fuerte arraigo a la zona, pero también de la no movilidad residencial por la presencia de rentas congeladas o de inquilinato de muy bajo precio.

A finales de 1985 se decía que se contaba con 60 o 70 mil millones de pesos destinados al programa de Renovación Habitacional; pero en las partidas de la Secretaría de Programación y Presupuesto para 1986 aparecen 23 mil millones destinados a la reconstrucción.3939 López Monjardin, A. y Verduzco Ríos, C. (enero – marzo 1986) Vivienda popular y Reconstrucción, Cuadernos políticos, número 45, México D.F.: 25-37.

Durante la década de los noventa, la participación de los organismos públicos en el stock habitacional disminuyó hasta representar el 40%. Es decir, más del 50% de las familias de menores recursos no tuvieron acceso al mercado formal, y la tendencia se agudizó a partir de la desregulación financiera que liberó a la banca privada del encaje legal, al cambio a la Ley del INFONAVIT, lo cual dio un nuevo curso a la política de vivienda.4040 García Peralta, B. (2010). Vivienda social en México (1940-1999): actores públicos, económicos y sociales. Cuadernos de vivienda y urbanismo. Vol. 3, No. 5, 2010, pp. 34 – 49.

Casas Geo, desarrolladora creada en  1973 y enfocada en vivienda de bajos ingresos en México y América Latina, se volvió contratista del INFONAVI y de FOVISSTE durante esta década. Desde 1994, estuvo cotizando en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y formó parte del Índice de Precios y Cotizaciones. La empresa participaba en todos los aspectos de adquisición de tierra, diseño, desarrollo, construcción, mercadotecnia, comercialización y entrega de viviendas. A lo largo de los años, comercializó cerca de 655,000 casas en México para más de 2.4 millones de personas. Más adelante, la compañía recibiría críticas por sus prácticas oportunistas y para el 2013, sus acciones se encontrarían suspendidas en el mercado.

El Estado privilegió al sector financiero, al sector productor de vivienda ligado a él, y abrió el mercado al capital extranjero. Esto no significa que se considere que el modelo anterior fue mejor, sino que el nuevo modelo depositó recursos financieros importantes —casi sin restricciones— en manos de un sector que ha demostrado ser ineficiente y carece de una regulación que garantice el buen manejo de los mismos. La intervención estatal en vivienda fue limitada y no invirtió recursos fiscales suficientes; tampoco se desarrolló un sector inmobiliario capitalista independiente que ofertara vivienda suficiente, ni siquiera para la demanda solvente.

  • 1 Sánchez Martínez, M. La Ciudad de México en la cartografía oficial del Porfiriato: Los planos oficiales de la Ciudad de México de 1891 y 1900. Universidad Nacional Autónoma Metropolitana: 2016: 5.
  • 2 Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html
  • 3 Más adelante, el ayuntamiento cambiaría el nombre oficial de ésta a colonia Nuevo México debido al estallido de la Guerra de los Pasteles y a un impulso nacionalista del Estado.
  • 4 En particular las Leyes de desamortización —Ley Lerdo del 25 de junio de 1856— y nacionalización de bienes eclesiásticos —promulgada el 12 de julio de 1859.
  • 5 Anda, E. (2013). Historia de la arquitectura mexicana (p. 193). Barcelona: Gustavo Gili: 193.
  • 6 Se adaptaban entre otros programas para ser escuelas, hospitales y vivienda.
  • 7 Alba González, M. (2015). Vejez, memoria y ciudad. Editorial Miguel Ángel Porrúa.
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  • 9 De Gortari Rabiela, R., Hernández Franyuti, R. (1998) La Ciudad de México y el Distrito Federal: Una historia compartida. México: Instituto de Investigaciones Hisóricas José María Mora: 1998:
  • 10 Anda, E. (2013). Historia de la arquitectura mexicana (p. 193). Barcelona: Gustavo Gili: 196.
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  • 12 Martinez Dominguez, Margarita G. (2011) La colonia de los Arquitectos a través del tiempo. México: Casa Juan Pablos.
  • 13 Pardo, F. (junio 2013). Vivienda y tabaco. México: Arquine. https://www.arquine.com/vivienda-y-tabaco/
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  • 15 Ibid.
  • 16 García Fernández, R. (2018) La colonia Escandón. Políticas urbanas y transformación socioespacial. Boletín De Monumentos Históricos, (38), 115-137.
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Vivienda en la Ciudad de México

*  Investigación 
¤  Proyecto particular
∞  julio 2020